lunes, 29 de agosto de 2011

Entre paredes de color sepia II

Me levanto del suelo estupefacta y giro el pomo de la puerta. La empujo con cuidado, llena de un miedo melódico que oprime mis pensamientos, para dar paso a la nueva habitación, esta vez sin ninguna luz que penetre en ella... La total oscuridad que la gobierna contagia la duda como la peor de las enfermedades. Aun así mis temblorosas piernas se adentran en su reino dejando la puerta atrás, cerrando el despertar a mi espalda y abriéndose paso a la nueva habitación. La visión me ha sido negada, pero mis manos buscan con cuidado la música que sigue alimentando el aire con sus notas.

Intento adivinar el tamaño de la habitación, buscar las esquinas con mis dedos. Sigo la rugosa pared con el tacto a la espera de el límite perpendicular que la conforma, pero nunca llega. Con las manos llenas de polvo y siguiendo la misma trayectoria pienso en el infinito de la superficie pero al momento se ve negada por la obviedad. La música sigue sonando a la misma distancia por más que me aleje siguiendo la “pared infinita”.

En ese momento las luces se encienden, dos velas en la pared son las causantes.

Me encuentro en una habitación con forma de circunferencia. Vacía. El techo es bajo y la sensación de claustrofobia aumenta. La puerta ha desaparecido. No hay ventanas. En medio, una antigua mesa llena de polvo carcomida por los años. Encima, una caja de música abierta. Un espejo refleja mis ojos en el interior de la tapa abierta, me devuelven la mirada.

Una cadena anclada a la mesa serpentea en el suelo. En el otro extremo, mi tobillo.


[[Imagen de Tonyzsista, artista de Deviantart]]

lunes, 25 de julio de 2011

Entre paredes de color sepia


Me despierto de nuevo con esa extraña sensación en el cuerpo. Noto un dolor agudo en la espalda, lo que me hace ver que estoy tumbada en un duro y frío suelo que no reconozco. Me froto los ojos pero no veo con más claridad, una especie de bruma me envuelve mezclada con la oscuridad. ¿Cuánto tiempo llevo allí? Solo un fino rayo de luz se atreve a penetrar en aquel extraño lugar a través de un pequeño agujero en lo alto de la pared, cuarteada, llena de suciedad, digna de la más antigua de las fotos. Si no fuera por que apenas llega luz juraría que el paisaje que me envuelve ha olvidado el color, que solo entiende de tonos sepia en el ambiente.

Me incorporo para analizar el lugar, no sin dificultad, y me encuentro un pasillo largo, vacío. Los años no han podido acabar con las paredes agrietadas, doloridas... que quejumbrosas crujen bajo su propio peso, amenazando con desplomarse de un momento a otro. Es un pasillo infinito ante mis ojos, solo veo una lúgubre opacidad al otro lado del mismo, como si de las fauces de una bestia se tratara. No hay más decoración que la madera desnuda, aunque sí las sombras de la que lo ornamentaba antaño, joven y bello, espléndido.

La madera vuelve a crujir al pasar la mano por una de las sombras que adivino como una antigua pintura. Siento la imperiosa necesidad de salir de aquel lugar, de continuar el pasillo hasta el final, así que me dejo llevar por una dulce melodía que parece sonar a lo lejos. Avanzo poco a poco, como en trance pero el pasillo es demasiado largo, quizá sea demasiado angosto. Empiezo a caminar más deprisa mientras la madera vuelve a chirriar bajo mis pasos. ¿No se acaba nunca este pasillo? Sigo la única trayectoria posible cada vez más ansiosa, al borde de echarme a correr, pero entonces vislumbro algo. La oscuridad del fondo pronto se transforma en un esbozo de una pared en la que espero encontrar la salida. Pronto la alcanzaré, pronto...

Algo me hace parar en seco apenas a unos metros de la pared.

No hay nada.

Es una simple pared vacía, sin una puerta, ni ventanas, sin una sola sombra de nada.

Un callejón sin salida.

No puedo aceptarlo y, en mi locura, grito a las paredes que me oprimen más que nunca, grito desesperada llena de rabia e ira, y me duele. Me duele el cuerpo y deseo explotar en medio de aquel infierno. Golpeo aquella pared sin ninguna esperanza, con lágrimas en los ojos y entonces la escucho. La débil melodía suena al otro lado de la pared entre el silencio que ha acallado mis gritos. Deseo alejarme de allí y corro hacia el lado contrario, confusa y exasperada, volviendo a pisar mis propias huellas en el polvo sepia. Corro hacia la misma oscuridad de la que procedo hasta que se acaban mis pasos, hasta el lugar donde desperté.

Algo me deja inmóvil en aquel sitio. Caigo de rodillas mirando sin poder parpadear una gran puerta en la pared que había visto mi despertar. El silencio de mi asombro introduce una dulce música al otro lado de la puerta...


Continuará...


[[Imágen de MaryPoppinss, artista de Deviantart]]


viernes, 27 de mayo de 2011

Impregnada de ti


Me preguntas por qué constantemente. Pero no tengo respuesta.
Te miro desde mis cansadas pupilas, lejos del brillo juvenil de antaño, y tu imagen se impregna en mí enfermizamente. Sentado en el sofá, a mi lado, intentas acercarte un poco más a la pequeña que conociste hace años, aquella que te hacía soñar con la vida llenándote de esperanza... pero cuanto más lo intentas más te das cuenta, hasta el punto de asumir que tus caricias quedan suspendidas en el aire como la nota final de una gran ópera. Suspiras y decido levantarme mientras me miras entristecido. Te sonrío, pero sabes leer los subtítulos de mi mentira, siempre se te ha dado bien y ciertamente no esperaba que esta vez pasara lo contrario. No puedo evitar pedirte perdón con una mirada casi suplicante, la misma que tú esquivas, y me doy la vuelta para no descubrir las lágrimas que sellan la despedida.

Sabiendo que no hay vuelta atrás salgo por la puerta y busco en el bolsillo las llaves que abren la puerta del destino que acabo de escoger, ahora sé que ya no hay vuelta atrás. Subo al coche y me entrego completamente al camino marcado por la fatalidad, un camino asfaltado, fácil de conducir, un camino que me invita a recorrerlo hasta el final con su canto nocturno. Es entonces cuando me abandono a la voz de las sirenas que, silenciosas, claman mi presencia a su lado.

La carretera se bifurca, el coche va demasiado rápido y no tengo ganas de pensar. Sé qué camino tomar así que no me detengo, lo sigo sin piedad y me adentro en un infierno iluminado por miles de estrellas relucientes que me ciegan con su luz. Sonrío de nuevo, esta vez con los subtítulos que nadie va a leer.

El impacto contra el suelo se hace eterno, y el frío asfalto me produce un dolor insoportable que calma mis heridas más profundas. Oigo el crepitar del fuego y la gente y las sirenas. Supongo que he llegado dónde quería sin entender muy bien lo que acontece, pero no importa, ahora ya no.

El frío incrementa de forma irracional hasta que mi cuerpo deja de sentirlo, deja de sentir el viento, el asfalto, el dolor, la gente, las sirenas...

Mis ojos permanecen abiertos mirando el interior de lo que un día fue mi mundo, aún impregnados de ti.



[[La imagen superior pertenece a Ladykitana y la imagen inferior pertenece a Iguanadongreen, ambos artistas de Deviantart]]