jueves, 3 de julio de 2008

EL ÚLTIMO ADIÓS

El despertador volvía a sonar estridente esa mañana. Lo miré. Marcaba las 7:30 de la mañana y, como de costumbre, me levanté un poco somnolienta para dirigirme a la cocina. Mientras la cafetera cumplía su función miré el portátil:

"Un mensaje recibido"

No me sorprendió demasiado encontrar un correo de Jose en la bandeja de entrada, así que cogí el café ya listo y me dispuse a leerlo con tranquilidad.

"Querida Ana:

Se muy bien que es tarde para decirte esto, también se que hubiera sido mejor decírtelo en persona y no de esta manera. Pero no ha podido ser. Ante todo, lo siento.

Tengo que irme. Me voy. Me voy lejos de aquí.

¿Dónde? No lo sé... ¿Cuándo? El tren sale mañana por la mañana, a las 8:00.
Te preguntarás cuando volveré....

Lo siento Ana, lo siento mucho, pero no tengo elección. Ya lo he decidido. Me marcho, y no se cuando voy a volver. Puede que sean semanas, meses, o incluso años...

Se que estarás enfadada. Puede que incluso no me llegues a perdonar nunca. Lo entiendo. He sido cruel contigo. No merezco tu perdón...

Pero quiero que sepas, que por más kilómetros que me separen de ti, mi corazón siempre será fiel al tuyo, aunque encuentres a otro al que amar yo siempre te amaré a ti, Ana...

Pase lo que pase... siempre te querré.


Siempre tuyo:

Jose.

P.D: No llores por favor, se fuerte. Lo último que me gustaría es verte llorar. TE AMO."

¡Hijo de puta...!¡Cabrón...! ¡¿Cómo podía estar haciéndome eso?! Yo... lo había dado todo por él y ahora... No pude evitar que los ojos se me llenaran de lágrimas mientras enfurecida gritaba al portátil cómo si a través de él mis palabras pudieran llegar a ese desgraciado que me abandonaba cómo si yo solamente hubiera sido un simple pañuelo. Me usó. Me usó y ahora me dejaba tirada. Los dos sabíamos que no iba a volver. No tenía ningún derecho... Yo... yo...

Tranquila...

¡¿Cómo voy a estar tranquila?!

Relájate...

¡¿Relajarme?! ¡¿Qué hora es?!

Entonces miré el reloj. Las 7:45. Aun quedaba tiempo. Solo tenía que ir a la estación y hablar con Jose. Seguro que sería capaz de convencerlo de que se quedara aquí, en Barcelona, conmigo... Tenía que salir rápido. No podía entretenerme.

Salí de casa a toda prisa y me metí en el coche. Menos diez. Aun quedaba tiempo. Pisé el acelerador con fuerza y me dirigí velozmente a la estación. No quedaba muy lejos de casa, así que aun quedaba alguna esperanza de poder hablar con Jose.

Llegué a la estación. Menos cinco, el tren estaría a punto de marchar. Aparqué el coche y bajé de él tan rápido como pude, apresurándome hacia el andén. Acalorada y fatigada llegué al fin al lado de las vías. Miré a ambos lados esperando encontrar a Jose por alguna parte. Nada. Mi mirada se perdía entre la multitud buscando una figura que temía no volver a ver nunca. Aquellos ojos color miel, aquel pelo castaño, aquella sonrisa embelesadora...

¡NO!

Me negaba a perderlo ahora. Me negaba a hacer como que no había existido nunca. Me negaba a abandonar sus caricias, sus abrazos, sus besos, sus labios... ¡Dios! ¡Le amaba tanto! Esto no podía estar ocurriendo...

Un pitido devolvió mi mente a la realidad. El tren partía. Ya no había más tiempo. Todo había terminado. No quería aceptarlo, no podía. Pero tampoco podía hacer nada.

Las 8:00.

Entonces lo vi, lo vi por última vez. Jose estaba sentado en el tren que ahora se acababa de poner en marcha, listo para partir hacia su nuevo destino. Tenía la mirada perdida y parecía estar observando algo en sus manos. No me atreví ni a intentar imaginarme qué podría estar captando su atención de esa manera. Aunque yo lo sabía muy bien. No podía ser otra cosa...

Me quedé petrificada mirando por última vez al que tiempo atrás me había jurado su amor. A la persona que tiempo atrás me repitió una y otra vez que siempre permanecería a mi lado. A la persona que ahora se marchaba sin más despedida que un correo...

Vi el tren desaparecer poco a poco hacia el horizonte. Llevándose consigo una parte de mí, un trocito de mi corazón, una cacho de mi alma. Ese tren, al partir, se llevó mi felicidad, mis ganas de vivir.

Mis ojos se humedecieron pese a la petición que Jose me había hecho en el correo...

"P.D: No llores por favor, se fuerte. Lo último que me gustaría es verte llorar. TE AMO."

Al recordar sus palabras, su "TE AMO", no pude evitar que las lágrimas resbalaran por mis mejillas. Tube ganas de gritar y echarme a llorar como una loca, de gritarle a Jose todas las palabras que ahora rondaban mi mente. Tube ganas de tirarme a las vías del tren y acabar así con ese sentimiento que no me dejaba respirar...

Pero en cambio allí me quedé, inmóvil. Mirando el horizonte. Esperando algo que sabía que era imposible. Despidiéndome del que se supone era, o mejor dicho, fue mi gran amor. Cegada por mis lágrimas. Atravesada por el dolor. Sangrando el corazón.

Hasta nunca...

4 comentarios:

RiCharPe dijo...

Sabes, Ana no ha sido la única que ha llorado con esta historia, es muy bonita, y consige llegar. Enhorabuena por ella :).
Adiós , un abrazo

Anónimo dijo...

Gracias por tu opinión.
Me alegro mucho de que te guste^^
La verdad esque se me ocurrió al mirar las fotos que tenía en el ordenador. Si ya sabía yo que hacer esa foto me serviría para algo. Jeje.

Nos vemos.

Besos.

El Maestro de la Nada dijo...

wuooo esa historia y solo con mirar una foto que tenias por ahi tirada te mereces un aplauso XD y un beso ya que tamos (despaso aprovecho que nunca me das uno muajaja)

si esque sabes plasmar las EMOciones tan bien que hasta ma dao pena la xica de la historia jooo

ten cuidado porque si sigues escribiendo tan bien puede que algun dia la historia de nuestro blog llegue al tuyo y te toque conbtinuar :P

apaaa deewwww

Anónimo dijo...

Claro que te daré el beso y encantada xD Jajaja. Pero en la mejilla eeee¬¬ no se vaya a malpensar por aki xD

Ah! Y sería un honor que me llegara la historia de vuestro blog algún día. Aunque no se si estaría a la altura de continuarla...

Y es normal que te de penika la chica de la historia, si me vieras a mi escribiendola fliparías. Estaba lorando a lagrima viva xD Sies que me meto demasiado en el personaje, eso no puede ser bueno. Que algun día me meteré demasiado en el personaje de una de mis historias sadicas y tendremos una desgracia xD

Buenu, gracias por comentar^^

Besos.